jueves, 29 de diciembre de 2011

Les presento a nuestro nuevo ministro de Cultura, José Ignacio Wert

Tras el batacazo electoral del PSOE y con la salida del Ministerio de Cultura de doña Ángeles González Sinde, la comunidad internauta esperaba con ansia conocer el nombre del sucesor de la ministra peor valorada de la pasada legislatura según el barómetro del CIS y con una dura competencia. Pues bien, Mariano Rajoy hizo públicos los nombres de los futuros ministros a su cargo y en el ámbito cultural la noticia no podría ser más desalentadora.

José Ignacio Wert es el nombre del nuevo ministro de Educación, Cultura y Deportes. Este hombre, hace aproximadamente un año, defendió con uñas y dientes la ley Sinde dejando clara su opinión personal sobre la opinión general que existe en la Red ante el intercambio de archivos en un artículo titulado “Peristas y libertarios”, ahí es nada.

En este texto, plagado de falacias y argumentos e insultos propios de alguien que vive por y para el lobby del copyright (el nuevo ministro se dirige a los usuarios como “nuevos bárbaros” y en otro artículo define al movimiento 15-M como un “antro anarco-comunista de izquierda totalitaria”), Wert se autodefine casi como un “analfabeto digital”.

Esto vuelve a poner de manifiesto algo que llevamos sufriendo los internautas desde que Internet empezó a suponer una amenaza para el modelo de negocio de unos pocos ricos:

Quienes han de legislar sobre la Red ni la conocen ni la entienden.

Durante su toma de posesión, y con el cadáver de la "ley Sinde" todavía caliente, Wert se animó a lanzar un hueso a sus amigos de la industria y a dar una patada en los mismísimos de la Red con sus primeras declaraciones, declaraciones que dejan entrever que en lo que llevamos de año no se ha molestado en hacer los deberes.

Es un insulto a la inteligencia que alguien con tanto poder y responsabilidad como la que tiene un ministro, que debería tener ciertos conocimientos legales por su profesión, muestre tamañas señas de ignorancia en el ámbito de la propiedad intelectual.

Wert deja claro de parte de quién está haciendo suyo el discurso de la industria, y para defender el árbol que mejor sombra le da no le importa, como viene haciendo el lobby desde hace años, mentir y obviar por completo las sentencias que juez tras juez, batalla legal tras batalla legal, han ido dando la razón a internautas, webmasters y creadores de software hasta llegar a la absolución de Pablo Soto, y que dejan más claro que el agua que en España la descarga o la subida sin ánimo de lucro de archivos protegidos con derechos de autor NO ES DELICTIVA, del mismo modo que no son delictivas las webs de enlaces ni los programas P2P.

A pesar de lo obvio de esta afirmación, respaldada por el ya nada despreciable número de sentencias favorables al intercambio de archivos, el nuevo ministro de cultura no se corta un pelo a la hora de llamar al intercambio de archivos “descargas ilícitas” o a la de equiparar la propiedad intelectual a la propiedad material, siendo capaz de poner en duda la prevalencia de los derechos sociales sobre la primera, de hecho, se refiere a las resoluciones contrarias a los intereses del Copyright como “lagunas legales”.

A estas alturas de la película parece increíble que aún haya gente empeñada en no ver la diferencia entre algo intangible, inabarcable e infinitamente copiable como un archivo multimedia y un bien material como “un bolso de Vuitton”. Pero ahí están tipos como Wert o su Secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, empecinados en llamar “expolio de los creadores” al libre acceso a la cultura pese a que se haya demostrado una y otra vez, a través de estudios y de las opiniones de los artistas que han visto aumentados sus ingresos gracias al auge de los conciertos, los beneficios que ofrece este intercambio para los creadores y no sólo para los consumidores.

Otro de los viejos argumentos en los que cae el nuevo ministro es un clásico entre los clásicos: “un artista tiene derecho a vivir de su obra”, no, mire señor Wert, como ya le han explicado desde todos los rincones de la blogosfera “un artista no tiene derecho a vivir de su obra, tiene derecho a intentarlo”, como todos los mortales.

Añado, que tengan derecho a intentar vivir de su obra no significa que no se deban respetar sus derechos como creadores de la misma, eso queda fuera de toda duda, ahora bien, son ellos los que deben decidir cómo van a intentar sacar provecho de su creación ¿Van a seguir basándose en un modelo anticuado basado en intermediarios y en contra de la corriente social o se van a adaptar a la difusión directa y masiva que permite la red?

Las investigaciones han demostrado que sólo un 10% de los creadores tiene el privilegio de vivir del fruto de su obra, esto es, de la venta exclusiva de discos o libros y derechos de autor; el resto obtiene sus ingresos a través de otras formas de financiación, es decir, ese 90% restante vive de su trabajo, no de su obra; en el mejor de los casos hay una relación directa entre el trabajo y la obra, como en el caso de los conciertos o incluso de los profesores, en el peor de los casos esa mayoría silenciada tiene un trabajo de sol a sol mal pagado o hace cola en el INEM.

Con estos datos, muy fáciles de encontrar en Internet y muy difíciles de ver en los medios de comunicación habituales, no hay que ser sociólogo ni estadista para darse cuenta de a quién está Wert tratando de proteger con su discurso y los nuevos reglamentos que dice estar dispuesto a implantar.

Nota: Al poco de escribir esta entrada se daba a conocer la aprobación del reglamento de la Ley Sinde. Sin dialogo, sin debate, por la espalda.

Como fotógrafo aficionado, a mí también me gustaría haber conseguido hacerle un retrato a un famoso y vivir el resto de mi vida de vender camisetas, pero a lo máximo que aspiro es a darme de alta como autónomo y luchar, arriesgando mis ahorros, en un mundo de una feroz competencia, aspiro a intentarlo; así que aquí estoy, trabajando para vivir y publicando mis obras en Internet bajo licencia Creative Commons.

Los creadores han de cobrar por su trabajo, pero debemos potenciar las alternativas que se abren ante nosotros gracias a la existencia de Internet; favorecer las opciones que en lugar de restringir el acceso a la cultura permiten acceder a ella con mayor facilidad, ofrecer una mayor variedad acercar a los artistas a sus seguidores mientras obtienen beneficios a través de la venta online, de los conciertos o del merchandising.

Lo que ocurre es que estas alternativas que beneficiarían tanto a la sociedad como al 90% de artistas que no aparecen por televisión, también irían contra el negocio de los más poderosos, los únicos por los que el nuevo ministro de cultura está dispuesto a luchar.

Otras falacias del nuevo ministro y repetidas hasta el aburrimiento por la industria bien explicadas por Ricardo Gallir: Conviene recordar algunos datos sobre la propiedad intelectual y la ley Sinde