jueves, 26 de abril de 2012

Argumentario anti-anti-indignación


Few against many

Dice el dicho: “Si no puedes deslumbrar con tu inteligencia, desconcierta con gilipolleces.”

En tiempos de vacas flacas nuestros queridos políticos tienden a abusar excesivamente de esta filosofía de vida para justificar sus constantes ataques al estado de bienestar y sus puñaladas traperas a la ciudadanía, pero también para deslegitimar a los movimientos que intentan canalizar el descontento social con la clase política y su gestión de la crisis.

He aquí un humilde manual de campo para que las gilipolleces no te pillen desprevenido:


Argumento nº 1: "Que en lugar de quejarse tanto propongan cosas"

Cuando controlas la prensa, la radio y la televisión es muy fácil decir esto y quedarte tan pancho, obviando a conciencia la enorme cantidad de ideas que llevan tiempo circulando por la Red (y a veces en nuestras conciencias). Algunas de estas propuestas son tan elementales que resulta vergonzoso que hayan de ser siquiera puestas sobre la mesa en lugar de realizarse de inmediato, como la lucha contra el fraude fiscal o la transparencia en las cuentas públicas.

Lo que se pretende con este argumento es, sencillamente, asociar las manifestaciones a algo propio de gente que no sabe de lo que habla: "No se quejan porque estén en paro o porque su futuro pinte negro, sólo critican por criticar y no tienen nada que aportar."

Saben de sobra que eso no es así (y si no lo saben es que viven en un universo paralelo, cosa que tampoco descarto), pero no lo van a decir porque sería reconocer que las críticas contra ellos tienen parte de razón y que, efectivamente, hay otras opciones.

Les conviene tener a sus aficiones cabreadas, divididas y listas para saltar sobre quien piense diferente, convertir la política en un partido de fútbol.


Argumento nº 2: "No representan a nadie"

¿Ah, no?

Madre mía, los "indignados" van a quedar fatal cuando la sociedad se levante en armas para exigir más políticos corruptos, más opacidad en las cuentas públicas, precariedad laboral, sanidad privada y peor educación.

Quien más, quien menos, todos queremos un sistema más justo, punto. Puede que tu método para tratar de llegar a esa equidad difiera del mío, pero expongamos nuestros puntos de vista e intentemos acercar posturas, en eso consiste la democracia. Gritar a los cuatro vientos "tú no representas a nadie", cuando es evidente que no es cierto, no aporta nada y sólo busca menoscabar la opinión del otro para poder seguir haciendo las cosas por tus cojones.

La Cultura de la Transición ha generado un marco en el que la gente ha interiorizado que la única alternativa posible es la alternancia: o eres de izquierdas o eres de derechas, o eres conservador o eres progre, rojo o facha, blanco o negro. El que piense o proponga algo fuera de ese marco es que está loco o forma parte de una minoría, cuando en realidad muchas opiniones no son más que una cuestión de sentido común, seas del "bando" que seas.

Si nadie está de acuerdo con que los tijeretazos en gasto público afecten también a la clase política, con que las cuentas del estado sean 100% transparentes, con que se reforme el sistema fiscal y se meta mano en los paraísos fiscales, con que no se privaticen las ganancias y se socialicen las pérdidas, con que la banca asuma de una vez su responsabilidad en la crisis, etc., etc., etc...pues tienen razón, no representan a nadie.


Argumento nº 3: "Que formen un partido político"

Otra vez. Es muy fácil hablar de "crear partidos políticos" cuando tienes montado un chiringuito blindado constitucionalmente por una circunscripción provincial que hace que arrancarte de la poltrona sea más difícil que hacer el moonwalk con chancletas. Si a esto le sumamos el control sobre el cuarto poder, al través del cuál expones únicamente tu particular visión del problema, este argumento resulta hilarante.

Pero lo cierto es que ya existen partidos que representan a esa gente que no representa a nadie. En las últimas elecciones el cabreo del personal se vio claramente reflejado en el hecho de que el PSOE perdiera un 40% de votantes y el PP obtuviera mayoría absoluta con medio millón de votos menos que los socialistas en 2008 (¡Ah, la magia del sistema electoral!). Aún con un sistema electoral en contra, casi un 20% de electores desplazaron su voto hacia otros partidos.

Habría que ver en qué quedarían ahora estos resultados en unas hipotéticas reelecciones después de que el PP haya roto sistemáticamente y sin ningún tipo de pudor casi todas las promesas que hizo en campaña.

Curiosamente la ciudadanía no se vería obligada a manifestarse si los partidos políticos se limitasen a cumplir con lo que prometen y a no tratar al electorado como si fuera gilipollas.


Argumento nº 4: "Que en lugar de protestar se dediquen a buscar trabajo"

Se protesta porque no hay trabajo. Siguiente.


Argumento nº 5: "Si no encuentran trabajo en España que se vayan a trabajar al extranjero

Algunos de nuestros dirigentes deberían dejar de mezclar medicamentos porque al final se les va la olla y acaban diciendo animaladas como esta.

Lo que dejan entrever con estas declaraciones es que para ellos las fugas de cerebros son una manera genuina de salir de la crisis y no ven disparatado que un estudiante se forme en los centros educativos españoles para luego irse a generar riqueza al extranjero. Qué guay.


Argumento nº 6: "En lugar de indignarse que creen empresas" (El mismo link del punto 5 sirve para ilustrar esto)

¿Esto es en serio?

¿Alguien me puede decir de qué sirve crear una empresa si no hay consumo? ¿Acaso las decenas de miles de autónomos que se han dado de baja desde que empezó la crisis lo han hecho por gusto?

¿Para qué va alguien a crear un negocio si la gente no tiene dinero para consumir sus productos? Por muchas empresas que se creen quienes las componen son los trabajadores, trabajadores que se gastan lo que les pagan en otras empresas cuyos trabajadores se gastan lo que ganan en las demás empresas.

Lo que genera empleo es la demanda, no crear empresas porque sí. La creación de una empresa parte de la necesidad de cubrir una demanda. A causa de la crisis y los recortes la demanda no hace más que disminuir. Menos tengo, menos gasto, así de simple.

"¿No hay dinero?", dicen los políticos para justificar las medidas impopulares.

"¿Pues sabéis qué? En nuestros bolsillos tampoco, así que ya me diréis quién lo tiene..."

Ahora mismo sólo hay unos pocos sectores, sobre todo los relacionados con las nuevas tecnologías e Internet, que tienen alguna oportunidad de salir del bache con paso firme, pero son sectores muy especializados que ni por asomo tendrían la capacidad de absorber todo el paro, aunque sí parte de él.

En cualquier caso, aún echándole un par y lanzándose a crear una empresa... ¿Con qué capital montamos una compañía si los salarios no dan para ahorrar y los bancos han cerrado el grifo de crédito para dedicarse a especular con los bonos? ¿Cómo se crea una empresa en España sin verse envuelto en una carísima montaña burocrática? ¿Qué incentivos hay para apostar por la ciencia y la tecnología en un país que ha dado la espalda sistemáticamente a la innovación y al desarrollo para favorecer al ladrillo y al oligopolio energético?

Por supuesto que se han de crear empresas, cuantas más mejor porque eso significaría que todo va viento en popa, pero no sean cínicos...

Si nacen, han de nacer empresas que no se basen en la especulación y en mercados en declive (construcción, inmobiliarias...) sino en sectores en auge que además aporten beneficios comunes (telecomunicaciones, Internet...). Una vez relanzada la economía y garantizada la salud de la clase media podremos volver atrás y rescatar lo que quede de los sectores arruinados, procurando no cometer los mismos errores.

Para que esto ocurriera haría falta reformar el sistema de arriba a abajo para hacerlo más justo, pero me da a mí que no es eso lo que nos tienen preparado.

(No voy a decir lo-que-yo-haría porque está todo ahí fuera, me remito al punto 1)

Por otra parte es absurdo cargar contra el empresario (salvo contra aquellos que se ríen en tu cara), a fin de cuentas cualquiera con dos dedos de frente querrá que a la empresa para la que trabaja le vaya bien porque así podrá cobrar a fin de mes. Al contratador, sencillamente, se le dan una serie de herramientas legales que luego, dependiendo tanto de su honradez como de la ley de la oferta y la demanda, usará para tratar con y a sus empleados. Esas herramientas están viejas y oxidadas, hay que cambiarlas.


Argumento nº 7: "Los que protestan son cuatro 'perroflautas antisistema' (por no decir 'anarco-comunistas iletrados')"

Cualquiera que haya estado en una de estas 'manifestaciones antisistema' sabe de sobra que a éstas ni van sólo cuatro, ni van sólo 'piojosos'; si no familias enteras y colectivos de todo tipo, entre ellos muchísmas personas que se han quedado en la calle con una mano delante y otra detrás.

Siempre habrá quien intente aprovechar la coyuntura para barrer para casa, pero seguro que serán menos que los que intentan manipular la situación para dorarle la píldora al que le paga.


Argumento nº 8: "Son violentos"

Caballeros, si todos los que acuden a estas manifestaciones fuesen tan violentos como ustedes pretenden que nos creamos que son España sería la hoguera de Europa.

Las redes sociales, que no se llaman "sociales" por una cuestión de marketing, rebosan vídeos y noticias que demuestran que los más violentos de entre los más violentos son las Brigadas Móviles a sus órdenes.

Los violentos a los que ustedes hacen referencia son cuatro imbéciles que la lían parda haya 'manifa' o haya ganado el Barça. Estos cuatro imbéciles son considerados imbéciles no sólo por mí si no por millones de personas que opinan que estos actos vandálicos no hacen más que darles a ustedes la excusa perfecta para justificar las cargas contra quien sí se está manifestando pacíficamente.

Así que dejen de vendernos la burra de los violentos para excusar sus actuaciones, el derecho de reunión está registrado en la constitución a la que tanto les gusta recurrir cuando les interesa y no requiere autorización previa.

Un grupo de personas sentadas y con las manos en alto se parece más a una clase de yoga que a un acto de vandalismo, así que el único motivo para responder a este tipo de protestas con la 'violencia legal' es que a ustedes no les gusta lo que se dice en ellas y prefieren acallar las críticas con represión antes que sentarse a escuchar lo que tienen que decir sus ciudadanos, sean cuatro o sean cuatro mil (aunque si son más de cuatro ya se encargarán sus medios afines de que parezcan menos).

La gente pacífica acaba recurriendo a la violencia cuando ya no tiene nada que perder y ve que la dignidad se la han arrancado a porrazos...

Ahora a ustedes les ha dado por considerar que sería buena idea incluir la resistencia pasiva como atentado contra la autoridad en la próxima reforma del código penal o crear una web de dudosa legalidad y moralidad para que los ciudadanos puedan denunciar a sus vecinos. Sin más. Viva el estado de excepción.

Mientras hay personas que por defender sus derechos están siendo detenidas y acusadas; los chorizos, los incompetentes y los corruptos que nos han conducido a esta situación se van de rositas.

Se afanan en retorcer el lenguaje para que consideremos terrorista a cualquiera que lleve a cabo una variedad de protesta que no consista en quedarse en casa calladito y sin rechistar. Usan palabras como “guerrilla urbana” o “terrorismo callejero”, significante y significado, antes terrorista era alguien que asesinaba inocentes, ahora pretenden que asociemos terrorismo a cualquier muestra pública de descontento.

No es vandalismo, no son gamberradas subidas de tono, son las llamadas de atención de una sociedad que está HARTA de ser la única que pague los platos rotos.

Criminalizar las protestas aunque sean legítimas y pacíficas, manipular la conciencia social, ahí reside el éxito de su sistema...a ver cuánto les dura.





Off topic: Siempre he pensado que si uno razona adecuadamente es casi imposible equivocarse, creo que por eso soy especialmente sensible a la demagogia, el cinismo y a las perversiones del lenguaje.

jueves, 19 de abril de 2012

¿Qué compramos con nuestra libertad?

Los gobiernos de una preocupante cantidad de países desarrollados se han alzado en una creciente lucha contra el “cibercrimen”; desde el director de FBI que asegura que “en el futuro la mayor amenaza será el ciberterrorismo” hasta Sarkozy anunciando que impondrá penas de cárcel a quienes “visiten páginas que fomenten la violencia.

Dejando a un lado que “vaya-usted-a-saber-en-qué-consiste-el-ciberterrorismo” y que imponer penas de cárcel por el mero hecho de acceder a ciertas páginas web muy probablemente vaya contra el derecho a la información, lo que realmente preocupa es el trasfondo que se esconde tras estas declaraciones de intenciones.

La hemeroteca nos recuerda que los discursos de este tipo casi siempre son antesala a un recorte de libertades (o de nuestro bolsillo) autojustificado con el “bien común”. Es el discurso del miedo, la verborrea maximalista y apocalíptica que utiliza quien ostenta el poder para ofrecer SU punto de vista sobre un problema concreto, convertir intereses individuales en colectivos y meter la dosis justa de pánico en el cuerpo de los ciudadanos con el fin de que estos asuman de motu propio que han de ser protegidos contra algo, y que ese algo es tan importante que vale la pena sacrificar algunos derechos (y/o dinero) para preservarlo.

Lo que ocurre es que el beneficio ofrecido por las medidas vendidas a través del temor suele ser muy cuestionable ya que resulta imposible cuantificar el bien realizado o, mejor dicho, “el mal prevenido” al basarse en el siguiente principio (extraído de un capítulo de los Simpson):

-Esta piedra ahuyenta a los tigres.
-Demuéstralo.
-¿Tú ves algún tigre por aquí?
-¡Te compro la piedra!

...pero lo cierto es que nunca ha habido tigres, o a lo mejor aquello que nos vendían como un tigre en realidad era un lindo gatito presentado ante la opinión pública como un malvado felino. Convence a la gente de que hay que protegerla contra unos tigres que nunca ha visto y te comprará la puñetera piedra.

Pasa en las guerras, pasó con la gripe A y está a punto de pasar con el control de Internet.

Es fácil: Inventa un problema o exagera uno existente, después, a través de los medios de comunicación que controlas, convierte  problema en un problema de todos. Presenta tu mensaje como el único posible, abusa de la neolengua para convertirlo en sentido común, de este modo aquel que tenga objeciones será rechazado y marginado automáticamente por la sociedad. Si no puedes sostener un contexto en que sólo exista tu punto de vista, crea un marco controlable que al menos genere una ilusión de libertad.



Cuece los ingredientes a fuego lento y conseguirás que quien no quiera ir a la guerra sea considerado un “comeflores”, que quien salga a la calle a protestar porque no le gusta lo que hay sea un “antisistema” y que quien no quiera que se controle Internet sea porque es un terrorista. Si lo has hecho todo bien el pez morderá el anzuelo...

Mientras una vez capeado el temporal la gente se acaba preguntando si era necesario todo esto, siempre hay una minoría interesada que, pase lo que pase, acaba sacando tajada de la maquina del miedo. Esa minoría puede ser un dictador con ansias de poder, fabricantes de armas que se forran con los conflictos bélicos, farmacéuticas que se llenan los bolsillos con cada “epidemia” o, como en este caso, gobiernos democráticos que miran con recelo hacia Internet porque es el único canal de información que, de momento, no pueden controlar. Por ello tratan de demonizarlo y nos cuentan que está lleno de malhechores y que sólo ellos, a través del control, nos pueden proteger.

Pero lo cierto es que la Red no es algo acotado, no es algo que se pueda señalar con el dedo, Internet somos todos, comunicándonos, compartiendo, informando y siendo informados, opinando y pasándolo bien.

No es una sociedad aparte, es LA SOCIEDAD interactuando a través de un medio abierto y horizontal como jamás había soñado. Las noticias ya no nos llegan exclusivamente por canales de información dependientes de intereses políticos y económicos, sino que nos llegan de todas partes y de fuentes infinitamente diversas, cada ciudadano conectado es un redactor en potencia, en los foros y redes sociales las personas tienen libertad para cuestionar las informaciones o darlas por buenas, exponer sus dudas y sus puntos de vista mientras se enriquecen de los demás, fortaleciendo así el pensamiento crítico en detrimento del pensamiento único.

Por ello hemos de ser conscientes de que cuando hablamos de controlar Internet, cuando hablamos de monitorizar indiscriminadamente las comunicaciones de los usuarios, no estamos tratando algo baladí, estamos hablando de medidas de novela de George Orwell que de ser aplicadas en el mundo analógico TODOS (salvo los 4 dictadores de turno) nos echaríamos las manos a la cabeza.

Algunas de las propuestas de estas leyes incluyen, pero no se limitan a, espiar lo que se escribe en los e-mails o hacer bases de datos con números de tarjeta y contraseñas; a todas horas, sin juez de por medio y sin tener pruebas objetivas de que nada de ello servirá para lo que dicen que servirá, es decir, cargarse el derecho a la privacidad y poner en riesgo la seguridad de los consumidores para nada.

La cuestión es que, como es evidente, las normas que rigen en el mundo físico también aplican en la Red, ya existen leyes para combatir los problemas que exponen estas nuevas leyes Gran Hermano y funcionan perfectamente, a fin de cuentas, Internet no es más que un medio de comunicación.

No hay, repito, NO HAY ninguna justificación para esta obsesión por el control draconiano salvo el propio control y la elección de los asuntos en torno a los cuales giran estas normativas no son fortuitos, están “escogidos” para que los opositores puedan ser considerados como gente que tiene algo que esconder en lugar de, simplemente, ciudadanos normales y corrientes que sólo desean vivir su día a día sin tener a los proveedores de servicios constantemente husmeando en lo que hacen.



La monitorización de las comunicaciones era y es precisamente uno de los puntos propuestos en las recientes leyes antipiratería con la excusa de la propiedad intelectual; como han visto que por ahí no cuela están buscando otros caminos, caminos que se sustentan en el evidente reproche social que existe hacia los temas que tocan dichas leyes...

¿Quién en su sano juicio estaría a favor del terrorismo? NADIE, la pregunta es: ¿Estarías dispuesto a que el gobierno, o la empresa privada subcontratada para el trabajo, escuchara todas tus llamadas y leyera cada una de tus cartas?

Si nos vamos tragando la propaganda política y estas leyes salen adelante lo que obtendremos al final será una sociedad controlada las 24 horas del día a cambio de una falsa sensación de seguridad, con miedo a un gobierno que no para de meter sus narices en nuestras comunicaciones.

Por el otro lado tendremos a unas empresas que se forrarán con los contratos, pagados con dinero público, que se adjudiquen para levantar y mantener la infraestructura del control, y a unos gobernantes que, con el pretexto de la ciberseguridad, habrán conseguido que sus ciudadanos acepten con una sonrisa la prostitución de su privacidad.

El fin no justifica los medios. Leyes contra el terrorismo o contra las estafas online son absoultamente necesarias, pero es de vital importancia que sepamos diferenciar el fin del medio pues habrá ocasiones en las que el fin será utilizado como excusa para vendernos un medio con el que favorecer a una élite a costa de perjudicar a todos los demás.

"Bajar el límite de velocidad podría ser un medio para alcanzar el fin de reducir el número de muertes en carretera, pero a nadie se le ocurriría poner un límite de 10 km/h en autopista...a no ser que quiera hacerse de oro poniendo multas."


PD: ...no te creas por que sí lo que yo escriba aquí, esto no es más que un blog con escasas pretensiones, infórmate, busca noticias relacionadas, haz uso de la información que hay disponible en Internet y créate una opinión propia, porque en el fondo es ESO lo que está en juego.